Contra el estrés


La mayoría de nosotros vivimos el día a día llevados por la prisa y el estrés que marca la sociedad occidental actual, tratamos de manejarnos con la mayor estabilidad posible en lo que parece una corriente imparable de problemas cotidianos, fechas límite, actividades estresantes, en una carrera sin sentido hacia ninguna parte. En medio de todo ese caos del que a veces parece que no podemos salir, podemos encontrar una zona de tranquilidad, de paz, una forma de detener el tiempo y disfrutar de nuestras vidas, de ser quienes realmente somos al margen de lo que los demás creen que somos... o que deberíamos ser. Esa zona de paz está dentro de nosotros y nuestra es la capacidad para llegar a ella, el acceso a ese refugio está en nuestras manos, solo tenemos que estar dispuestos a creer que existe y a renunciar a vivir en el estrés.

Para ello, te apunto algunos consejos y ejercicios sencillos que pueden servirte para acceder a tu espacio de relajación, a sentirte mejor en cualquier situación, no importa lo estresante que pueda llegar a ser porque tú estarás por encima del estrés. Poco a poco iré actualizando este apartado práctico con ejercicios nuevos, espero que te sirvan para hacer tu vida menos estresante y más agradable.

Cortar el hilo

Si tienes una situación negativa (por ejemplo en el trabajo) o una relación estresante con alguien, es importante que al alejarte de esa persona o situación (al salir del trabajo, por ejemplo, si el problema está teniendo lugar allí) cortes el hilo que te une a ella. Cuando se establece una relación entre dos personas (ya sea de carácter positivo o negativo) se crea una especie de corriente de energía que fluye entre ambas y las une; si cuando te separas de esa persona continuas pensando en la situación que habéis tenido, le sigues dando vueltas y otorgando importancia, seguirás unido a esa persona por medio del hilo que va de tu plexo solar al suyo y no conseguirás liberarte de la situación y de su influencia. Por eso, especialmente en el caso de una relación negativa, es importante que visualices cómo se corta el hilo que os une. Por ejemplo puedes hacer un movimiento con la mano delante del chakra plexo solar (un poco por encima del ombligo) como si cortaras ese flujo de energía liberándote de la influencia de esa persona. Podría ayudarte pronunciar unas palabras como "corto el hilo que me une a (nombre de la persona o situación)" así como visualizar que el cordón de energía se corta y te liberas de esa conexión.

Expresarte... sin pasarte

Hablar de tus problemas con alguien de confianza dispuesto a escucharte puede ser positivo en cuanto a no dejar que las emociones negativas se queden dentro de ti, pero si repites una y otra vez lo que te molesta y te dificulta la vida, te atas más y más a esa situación que no deseas, además de minar la paciencia de la persona que te escucha (la gente acaba cansándose de las personas que solo hablan de sus problemas) Hablando de la situación te impides a ti mismo liberarte de esa misma situación, le das más peso del que probablemente tiene y poder en tu vida en cuanto que afecta tu estado de ánimo, tu comportamiento y tus relaciones con el entorno. Mi consejo: suéltalo, déjalo ir y permítete sentir cómo toda esa carga de energía negativa se desprende de ti y te abandona. Así estarás preparado para abrirte a sentimientos positivos y a nuevas experiencias enriquecedoras.

Tu casa es tu templo

Cuando llegues a casa procura, antes de entrar, dejar fuera los sentimientos negativos y la mala energía que puedas haber acumulado durante la jornada; tu hogar es tu templo de tranquilidad, el lugar que te acoge y donde encuentras refugio, paz y sosiego. Si dejas entrar la mala energía, contaminas tu espacio de tranquilidad y deja de servirte para recargarte energéticamente y equilibrarte. Una idea puede ser descalzarte en la entrada, dejar allí los zapatos que has llevado durante el día y que llevan adheridas malas energías y estrés. También puedes visualizar que dejas los problemas y la energía negativa fuera, cierras la puerta y entras en tu hogar ya libre de esa carga que dejaste fuera.

La hora de recuperación

A veces llegamos a casa cansados, agotados del quehacer diario, de los problemas que tenemos que resolver cada día, incluso de las interacciones cotidianas ya que requieren un gran gasto de energía que nos cuesta recuperar. A veces llegamos a casa cansados y no nos apetece otra cosa que no hacer absolutamente nada, sentarnos en el sofá y simplemente respirar, descansar... pero nuestra mente nos recuerda que tenemos que hacer esto y aquello, y nos convence de que no podemos dar la espalda a nuestras responsabilidades, que tenemos que mantenernos en pie y continuar avanzando porque si nosotros no hacemos todas esas cosas, ¿quién lo hará?

Sin embargo, si el cuerpo te pide tumbarte en el sofá al llegar a casa, es porque eso es exactamente lo que necesitas; el cuerpo y la mente necesitan recuperarse, renovar la energía empleada durante el día. Te propongo tomarte una hora, "la hora de recuperación", cuando llegues a casa, una hora solo para relajarte y recuperar la energía que fuiste perdiendo a lo largo del día. Puedes hacerlo de la forma que te parezca mejor o más te apetezca; leer tranquilamente, acariciar a tu gato mientras duerme y lo oyes ronronear, escuchar tu música favorita o sentarte en el sofá y ver pasar los minutos mientras apaciguas tu mente y dejas fuera todas las preocupaciones dando espacio al silencio y la quietud. Porque de eso se trata, de una hora no para gastar energía sino para detenerte, respirar, y disfrutar mientras te renuevas.
Si realmente te cuesta mucho lanzarte directamente a practicar una hora entera, puedes empezar con media hora, no hay nada que no puedas postergar 30 minutos eligiendo el momento que te resulte más adecuado. Es un tiempo completamente para ti que tu cuerpo, tu mente y tu alma agradecerán.

El poder de la risa

La risa es uno de los mejores antídotos contra todo mal, practícala cuanto más mejor, viendo una película de humor, vídeos divertidos en YouTube, fotos que te hagan sonreir... acuérdate de la anécdota que te contó un amigo hace días y con lo que tanto te reiste, rememora momentos divertidos de tu vida, y ríete de tus propios defectos, es la mejor manera de considerarte a ti mismo, con humor. Si realmente no te sientes inclinado a la risa en un momento dado, ponte delante del espejo, mírate a los ojos y despliega una sonrisa, simplemente eso, sonríe con los labios y mantente así hasta que consigas sonreir con los ojos, y luego con el corazón, y finalmente con toda tu persona, imprégnate de esa sonrisa y disfruta de ella como si de un baño relajante se tratara. Verás que, tras practicarlo varias veces, a pesar de la situación en la que te encuentres sonreir no es tan difícil.

Visualización relajante

Este es un ejercicio muy relajante al que solo tienes que dedicarle unos minutos (aunque por supuesto puedes alargarlo cuanto quieras) Cierra los ojos y, sentado en una posición cómoda, trata de relajar los músculos, respira profundamente pero sin forzar la respiración y, cuando sientes que estás preparado, crea en tu mente la imagen de un escenario que te resulte agradable, pacífico, tranquilo (como la orilla de una playa solitaria, un claro en un bosque frondoso, un lugar frente a un lago de aguas tranquilas, etc) Crea este escenario con todo el lujo de detalles que te sea posible sin perder la relajación, es decir, si intentar visualizar los distintos tipos de flores que crecen en el lugar te va a suponer cierto estrés imagina simplemente la hierba a tu alrededor y vagos detalles de color. Insértate en ese escenario y trata de sentir la paz que te provoca hallarte en este lugar de tranquilidad. Mantén la visualización tanto tiempo como te apetezca y disfruta de la tranquilidad y la paz de tu lugar mental de relajación.


NUEVO EJERCICIO



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